Jugadores como James Worthy o Byron Scott completaban esta plantilla legendaria. Para fines educativos, sobre todo en los jugadores de menor edad, hay flexibilidad en el tiempo y división de períodos de juego, donde de común acuerdo entre los equipos se pueden jugar 4, 6, o incluso 8 períodos por partido. Si su caso es la conversión de tiempo completo a tiempo parcial, dicha conversión tiene siempre carácter voluntario para el trabajador y no puede imponerse de forma unilateral, o como consecuencia de una modificación sustancial de condiciones de trabajo. Otro equipo que se quedó a las puertas del título, en su caso en dos ocasiones, fueron los Portland Trail Blazers. El Genio de Sibenik no decepcionó y en sus dos primeras temporadas completas llevó al equipo a los playoffs y promedió más de 20 puntos por partido, recordando a aquel jugador que había dominado el baloncesto europeo a mediados de los ochenta con la Cibona de Zagreb y la selección yugoslava. En contraposición, Joe Dumars, el único capaz de mantener la calma en mitad del caos generado por sus compañeros y sin duda el jugador más determinante de la plantilla junto a Thomas. Y esta fue la base del equipo que con Pat Riley en el banquillo dominó la década con un estilo de juego muy marcado: rebotear y correr a una velocidad endiablada que permitía a Magic desplegar todo su talento asistiendo y que en Estados Unidos se conoció como el Showtime.
El equipo finalizó la temporada con un récord de 49-33. Alcanzaron el cuarto título de división en los últimos 5 años y el tercer puesto en los playoffs enfrentando a Indiana Pacers en primera ronda. Tras su exitoso paso por el banquillo de Lakers en los ochenta, Pat Riley llegó en 1992 a los New York Knicks con la intención de llevar el título de nuevo a la Gran Manzana. Las canchas vacías pasaron a estar abarrotadas y a tener espectadores de lujo procedentes del mundo del cine como Jack Nicholson (hincha de los Lakers) o Woody Allen (un habitual en los partidos de los New York Knicks en el Madison Square Garden) y el fenómeno de la NBA traspasó las fronteras norteamericanas, provocando que los aficionados europeos al baloncesto trasnocharan para seguir a los mejores jugadores del mundo. Tras la llegada de Johnson y Bird, fueron incorporándose a la liga durante los ochenta otros jugadores que mantuvieron e incluso aumentaron la popularidad de la NBA durante el final de la década y la totalidad de la siguiente. La tiranía de los Bulls provocó que muchos de los grandes jugadores drafteados durante los ochenta se retiraran sin conseguir el título de campeón.
Para marcharse y adornar como más te gusta las camisetas de baloncesto nba 2018 son un complemento durante todo el año. El verano de 1979 cambió para siempre la historia del baloncesto americano. Sus 2,06 metros de altura le convertían en un jugador total: jugaba de base y dirigía el juego del equipo, pero a la vez podía anotar en la pintura aprovechando su físico. Tras terminar la sesión, los Sixers traspasaron a su jugador franquicia, Chamberlain, camisetas basket a Los Angeles Lakers. Un año después y tras incorporar a Clyde Drexler, los Rockets repetirían título con el nigeriano de nuevo como jugador más valioso. Fue el año que más cerca estuvo del título El Gordo Barkley, sin duda uno de los mejores ala-pívot de la historia de la liga. El pívot nigeriano, que en sus primeros años en la liga formó una imparable pareja en la pintura con Ralph Sampson conocida como Las Torres Gemelas, ya sabía lo que era disputar unas Finales de la NBA. Las playoffs y las finales.
Algo similar le ocurría a varios de los miembros de su plantilla como Bill Lambeer o Dennis Rodman, lo que convirtió a estos Pistons en protagonistas de peleas y trifulcas en casi todas las canchas de Estados Unidos y les valió para que se ganaran el sobrenombre de los Bad Boys. Liderados por Clyde Drexler, uno de los grandes anotadores exteriores de la liga en los ochenta y los noventa, se toparon en las Finales primero con los Bad Boys en 1990 y dos años después con los Bulls de Jordan y Pippen. La primera, entre 1991 y 1993, en la que Jordan, Pippen y Jackson consiguen por fin el ansiado anillo y revalidarlo dos veces consecutivas tras varios años cayendo en playoffs ante los Bad Boys y los Celtics de Bird. Con una manera contrapuesta de entender el baloncesto pero no por ello menos efectiva, los Celtics de Bird fueron los únicos capaces de plantar cara a los Lakers, consiguiendo tres anillos (1981, 1984 y 1986). Con un juego más estático que los angelinos y en el que primaba más la táctica que las individualidades, estos Celtics han sido recordados con el paso de los años como uno de los equipos más importantes de la historia de la liga.